En alguna ocasión, medio en broma, he preguntado a alguna alumna nueva “¿qué es el yoga?”. La respuesta más repetida suele ser «posturas«.
La palabra yoga viene del sánscrito y significa unión, y toda la terminología del yoga clásico (del Verdadero Yoga) nace de ahí, de una tradición espiritual muy concreta, no del yoga que te ofrecen en la oferta del gimnasio ni de la profesora exótica que sigues en Instagram.
Yoga según Patañjali
En los Yoga Sutra, Patañjali da la definición clásica de yoga en una sola frase:
“yogas chitta-vritti-nirodhah”
«El yoga es la detención de la agitación de la conciencia». (Patañjali, Yoga Sutra 1.2)
¿Tu práctica te proporciona una mente más serena y clara, menos arrastrada por el ruido interno? Si eso no está pasando en tu día a día, más allá de las dos clases semanales, ahí no hay yoga.
Patañjali describe así los 8 pasos del yoga. Aunque cada uno merece una profunda reflexión, los nombro aquí brevemente:
- Yama: restricciones éticas.
- Niyama: observancias personales.
- Asana: postura.
- Pranayama: regulación de la respiración.
- Pratyahara: recogimiento de los sentidos.
- Dharana: concentración.
- Dhyana: meditación.
- Samadhi: absorción/unión.
Observa que asana (la postura) es solo el tercer paso, un peldaño tan pequeño que Patañjali lo define en un solo sutra:
“Sthira sukham asanam”
Asana es una postura estable y cómoda.
Ya está. No habla de posturas exigentes, de equilibrios ni de contorsionismo. La función del asana en nuestra práctica es preparar el cuerpo para poder permanecer sentado, quieto, en meditación. Si eso no está pasando en tus clases, ahí no hay yoga, porque el Verdadero Yoga tiene poco que ver con el culto moderno a la postura física.
¿Muchos yogas distintos? Otra confusión sobre el yoga
Se suele decir que existen muchos yogas, pero no son “tipos de yoga” a la carta, que es el planteamiento de muchos al acercarse al karma yoga, bhakti yoga, jñāna yoga o raja yoga. Son vías, enfoques, puertas de entrada al mismo proceso interno.
- Karma yoga: la vía de la acción consciente.
- Bhakti yoga: la vía de la devoción.
- Jñāna yoga: la vía del conocimiento.
- Raja yoga: la vía de la meditación.
Todas buscan lo mismo: la detención de la agitación de la conciencia que nos llevará a reconocer la verdadera esencia.
Dando un paso más allá en la mercantilización que sufre el yoga occidental, han nacido las marcas de yoga: «Rocket Yoga», «Bikram Yoga», «Power Yoga», «Yin Yoga» o «Iyengar Yoga», muchas de ellas con «certificaciones» unidas a carísimas formaciones impartidas por federaciones de viejo y nuevo cuño. Formaciones destinadas a ordeñar la cartera de muchas personas con cierta vocación por enseñar y mucho desconocimiento sobre lo que es el Verdadero Yoga, a las que es fácil vender cursos que mezclan ejercicio físico, gimnasia, acrobacia, un poco de respiración, filosofía superficial y marketing.
Aunque estas formaciones se traducen en clases saludables que sientan bien al cuerpo (yo mismo imparto clases de Hatha Yoga y observo a diario sus beneficios en las personas que acuden a mis clases), eso no las convierte automáticamente en yoga en el sentido clásico, y si no hay intención de practicar más allá de la clase, se queda en un ejercicio superficial enfocado en la consecución del «bienestar», sea lo que sea ese término para cada practicante.
El yoga, en su raíz, va más allá de dos horas semanales de ejercicios de fuerza y flexibilidad. Se trata de disolverse hacia dentro.
El caso particular del Hatha Yoga
Existe también la confusión de que Hatha Yoga es “un tipo de yoga más”, como el «Yin Yoga» o «Iyengar Yoga». Otros piensan que es una parte del sistema de Patañjali.
Históricamente, lo que hoy llamamos Hatha Yoga aparece en los siglos XI–XV, en textos como la Hatha Yoga Pradipika o la Gheranda Samhita.
Su foco está en la purificación del cuerpo, el trabajo energético y la preparación física y sutil para la meditación. Pero conviene tener claro que el Hatha Yoga no es el sistema de Patañjali, aunque use la misma palabra “yoga”. Es una rama más dentro de la tradición.
La esencia del yoga
Ni concurso de flexibilidad, ni exhibición de posturas estéticas, ni un sistema de fitness…
El Verdadero Yoga es un viaje hacia dentro, chitta-vritti-nirodhah: silenciar el ruido de la mente para que pueda brillar lo que siempre ha estado ahí.
Cuando el yoga se convierte en un producto se vacía de contenido. Con gran frustración, he visto a muchas personas sudar en la esterilla y seguir igual de atrapadas en los mismos bucles mentales.
La pregunta que te sugiero que te hagas es: ¿tu profesor de yoga te guía hacia la unión… o solo te ofrece un ejercicio físico con un nombre exótico?
Cuidar la raíz y transmitirla bien
El yoga es uno de los grandes regalos que la tradición espiritual de la India ha ofrecido al mundo. Merece respeto, contexto y honestidad. No podemos perder de vista qué es el yoga en su sentido profundo: la sabiduría tradicional, los textos, la experiencia de los maestros que han recorrido el camino y saben más que nosotros.
La práctica real no está en la postura perfecta, sino en cómo te relacionas con tu propia mente, momento a momento.


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